“Crimen
de lesa majestad es el que se acomete contra el pueblo romano o contra su
seguridad” Ulpiano
“Sin un
compromiso claro, contundente y constatable con la seguridad jurídica, Costa
Rica carecerá de la credibilidad necesaria para atraer inversiones”
Luis Guillermo Solís
Los hechos
Llevamos una
semana de huelga de los trabajadores portuarios, Sintrajap el sindicato de los
muelles de Moín y Limón, uno de los más poderosos del país defiende la
necesidad de renegociar la cláusula 9.1 del contrato firmado por el anterior
gobierno y la APM Terminals. Para el sindicato esta cláusula crearía un
monopolio ilegal e inmoral, entregando la administración de los muelles a una transnacional
holandesa. La policía tiene tomado el muelle desde el segundo día de huelga.
Esta huelga es
la parte final de una extensa lucha donde el gobierno y los empresarios han
usado las más sucias e ilegales tácticas, para descabezar al sindicato y privatizar
el muelle. Todos los esfuerzos que se puedan hacer para apoyar a los compañeros
de Sintrajap, de mi parte son aplaudidos, ahora este articulo no tratará de la
huelga, sino de un incidente en medio de la huelga que me parece debe ser
profundamente meditado. Y que habla mucho de nuestra “cultura democrática”.
La quema de las imágenes de Luis Guillermo Solís.

El hecho produjo
que Víctor Morales, quién parece ser el nuevo relacionista público de APM
Terminals, anunciara la decisión del gobierno de romper las negociaciones hasta
que el sindicato no se disculpara por quemar las imágenes de Don Luis Guillermo
y sus infantes. En conferencia de prensa, el Ministro explicó que la disculpa
que demandaba a Sintrajap tenía que ser al presidente y al país, además Morales
aseveró que estas “prácticas que deben
ser erradicadas”.
No bastó que
Blear se disculpara en conferencia de prensa, Luis Guillermo Solís en
teleconferencia desde Canadá, donde se encontraba reunido con un grupo de 120
empresas canadienses y debidamente acompañado por su nuevo equipo de
cancillería el CINDE (asociación privada
que recibirá dos millones de dólares del presupuesto nacional para el
año 2015) exigió que la disculpa fuera pública y escrita. Sintrajap publicó una
disculpa y el diálogo se retomó.
¿Los ciudadanos podemos quemar imágenes?
No quiero hacer
la valoración táctica de si la quema de las imágenes o la posterior disculpa
fue un error político o no lo fue, yo personalmente creo que no había motivo
para disculparse, el sindicato valoró lo contrario. Ese no es el punto.
Quiero reflexionar
sobre el carácter autoritario, medieval y pre moderno que tiene la petición de
Luis Guillermo Solís. Mi punto es: ¿Por qué hay que disculparse por quemar la
imagen del presidente?
El 14 de julio
de 2014, tuvo lugar el juicio entre Laura Chinchilla y el empresario Alberto
Rodríguez Baldí el motivo: una acusación de enriquecimiento por parte de la ex
presidenta, que Rodríguez Baldí había
posteado en su muro de Facebook. Lo que la jueza resolvió fue que aunque el derecho de expresión no es irrestricto, “los funcionario públicos tiene que tolerar
con mayor amplitud los comentarios o críticas por muchos factores entre ellos
el principio de transparencia, así como de rendición de cuentas”.
A mí me parece evidente que todo funcionario público,
sobretodo y especialmente el presidente, los ministros y los diputados que
están en esos cargos por voluntad propia y por elección popular no pueden
identificar la protesta y la crítica de la sociedad, por más ácidas que sean
con las injurias, no pude ser que cada crítica política sea judicializada y no puede
ser que sentirse ofendido personalmente sea un argumento políticamente válido.
La forma en la que están razonado y actuando tanto Laura
Chinchilla, como Luis Guillermo Solís muestran una forma pre republicana, medieval
e imperial de pensar la soberanía y la magistratura.
Para el pensamiento medieval las imágenes religiosas son
sagradas, esto quiere decir que estas imágenes no están hechas para el libre
uso de los seres humanos, son sagradas porque están dedicadas exclusivamente a
los dioses (esa es la razón por la que desde el punto de vista religioso no se
puede sacar a pasear a la “negrita” de los ángeles con un bikini), una
profanación consistiría justamente en el momento que el contacto humano,
contamina algo sagrado, lo profana y este objeto al perder su carácter sagrado
es restituido al libre uso de los seres humanos.
Bueno lo que nos está diciendo Luis Guillermo Solís es que
su imagen es sagrada, que su imagen a diferencia de los miles de objetos, imágenes
y símbolos que con frecuencia se queman en las protestas (llantas, monigotes, mantas,
banderas de Estados Unidos, fotos de Obama, estrellas de David, fotos de
Gadafi) no se encuentra a libre
disposición y libre uso de los ciudadanos. Sus fotos no pueden ser quemadas,
como no pueden ser quemadas las imágenes de los reyes.
Cuando Víctor Morales, Ministro de Trabajo de una república
que se pretende democrática en cadena
nacional dice que “esa es una práctica que se debe erradicar”, no razona en el
ridículo absoluto en el que se está poniendo: ¿Cuál es la práctica que hay que
erradicar? ¿Quemar cosas en las marchas? ¿Hacer protestas enérgicas? ¿Criticar
al presidente? La única respuesta lógica es que lo que hay que erradicar es: la
quema de imágenes de alguien que se considera a sí mismo y a los suyos como objetos sagrados.
No esta demás recordar que las repúblicas modernas, por
ejemplo la francesa nace no solamente de la quema de las imágenes sagradas,
sino directamente de un decapitamiento
de alguien que hasta ayer se consideraba sagrado. La actitud de Luis Guillermo
Solís está más cercana a la actitud de los Borbones, en concreto de la de María
Antonieta, que de los republicanos
franceses.
Crimen de lesa majestad.
Una diferencia clave entre una monarquía
medieval o un imperio y una república
democrática, es que las monarquías y los imperios tienen un delito que se le
llama de Lesa majestad, parece que en chino lesa majestad se traduce: “a
quien faltare el respeto al emperador”.
En la república romana tardía, el emperador era identificado con el Estado
romano, es decir magistrado y soberanía coincidían como un todo, así el delito
de lesa majestad podía ser: desertar del ejército, suscitar sediciones, administrar mal los negocios
públicos o mancillar la majestad del pueblo romano o de su emperador (que para
los efectos era lo mismo).
Del siglo
XVIII en adelante, conforme triunfaron las revoluciones democráticas, el delito
de lesa majestad se fue transformando
en “traición a la patria”.
Algunas
de las monarquías que aún existen como la española y la tailandesa, mantienen
aún los delitos de lesa majestad y
siguen enjuiciando a sus ciudadanos bajo este delito. Pareciera que nuestro
presidente está intentando aprender esos oprobiosos regímenes.
En el
caso español el delito se llama injurias a la Corona y está tipificado en los artículos 490.3 y 491 del Código penal
español, este prevé penas de prisión de cuatro a veinticuatro meses para quien
injurie: “al Rey o a cualquiera de sus
ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al consorte de la Reina, al
Regente o a algún miembro de la Regencia, o al Príncipe heredero de la Corona”.
Bajo esta figura
jurídica medieval han sido acusados y condenados a penas de prisión y multas
exorbitantes, entre otros:
-Xabier Sánchez
Erauskin, director de la revista Punto y Hora de Euskal Herria. Ingresó
en la cárcel el 15 de abril de 1983 y salió de la misma en enero de 1984.
- Arnaldo Otegi, líder histórico de la izquierda abertzale. Condenado en 2005 a un año de cárcel, debido a unas
declaraciones de febrero de 2003, en las que llamó: “jefe de los
torturadores” al rey Juan Carlos.
- Los diarios
vascos Deia y Gara, quienes en noviembre de 2006 publicaron una viñeta satírica
sobre una cacería del Rey aunque el caso fue desestimando, en el 17 de junio de
2008 la Audiencia Nacional reabrió el
caso al considerar que ataca la autoestima del monarca.
- El cantante de
hip hop Rivas Leyva, líder del grupo canario
Poetas de la Calle, condenado al pago de una multa de 1 440 euros por
pronunciar frases como: “el rey tenía que
estar enterrado” o “es un parásito”.
- 16 jóvenes,
todos independentistas catalanes quienes
quemaron fotos de los reyes de España, al grito de: els catalans no tenen
rei (los catalanes no tienen rey). En el año 2007, se les condenó a
15 meses de prisión o a la sustitutiva multa de 2.700 euros.
Sobre la cultura democrática.
Durante la final
de la copa mundial del año 2006, mi compañera y yo le regalamos a una de
nuestras mejores amigas un extraño regalo: una bandera española para que la
pudiera quemar en el frente de nuestra casa. Nuestra amiga es vasca,
republicana e independentista, pese a que su pasaporte dice que es ciudadana
española, nunca había podido quemar ni banderas españolas, ni fotos de don Juan
Carlos.
La última semana
he estado reflexionando sobre esto, creo que algo está seriamente dañado en una
“democracia” que no permite quemar las imágenes de sus gobernantes y hay algo
todavía más dañado en un presidente que pide una disculpa pública y escrita
porque alguien quemó su imagen.
Esta semana Luis
Guillermo Solís se ha comportado como un emperador romano con el pueblo de
Limón, les ha acusado de dañar su majestad, les ha cercenado su ciudadanía y ha
enviado legionarios (que no policías) a ocupar los muelles, quienes aplauden
este comportamiento y censuran lo actuado por los huelguistas, no razonan como
ciudadanos, se comportan como súbditos o feligreses.
Hoy se realiza en
Limón un verdadero crimen contra el pueblo de Costa Rica y su soberanía, este
crimen ha sido llevado adelante por el anterior gobierno y el presente, estos
dos gobiernos son los que se encuentran aliados con las potencias extranjeras.
Si seguimos los viejos esquemas jurídicos romanos, sería Luis Guillermo Solís y
su corte, quienes estarían cometiendo un delito de lesa majestad, un delito
contra nuestra soberanía.