jueves, 21 de agosto de 2014

Algunos hombres buenos.


La “teoría de la conspiración” de Rodolfo Ulloa y el apoyo del gobierno al Frente Amplio.


“el punto de partida de la crítica de la ideología debe ser el reconocimiento pleno del hecho de que es muy fácil mentir con el ropaje de la verdad.”
Slavoj Zizek.

 “estos medios son tanto más mentirosos cuanto que no mienten siempre (…) El peligro de no comprender la formidable sutileza de los medios (ni sus gruesas inercias de promiscuidad desnudamente comercial) es el de acabar creyendo que la verdad se alcanzaría mediante la pura inversión mecánica de las noticias publicadas en la prensa convencional, simplificación que puede llevar muy fácilmente a delirios igualmente intoxicadores”
Santiago Alba Rico.

Una declaración de amor incondicional

Rodolfo Ulloa, secretario general del Frente Amplio ha gritado a los cuatro vientos una verdad grande como el grito de un amor adolescente. Ulloa ha gritado el apoyo incondicional del Frente Amplio al gobierno de Luis Guillermo Solís, su paso con todo al bando del oficialismo y su disposición a demostrar contundentemente su incondicionalidad con algunos de los hombres buenos que rodean al presidente.   
Ulloa en el artículo “Los neoliberales al acecho”, no ha dejado lugar a dudas: “En este terreno de lucha política complejo el Frente Amplio y los movimientos políticos y sociales progresistas deben mostrar madurez. No sumarse al coro de los grupos político-empresariales neoliberales contra gente progresista y honesta en el gobierno y el parlamento.

Los “tontos útiles”
La cosa es clara, quienes celebramos (como yo), la caída del mercenario Iván Barrantes y quienes esperamos la inminente caída de Mariano Figures o Melvin Jiménez, somos unos ingenuos, fijamos nuestra vista “en el árbol (“la casa de los sustos”)” y no podemos ver “el bosque (los neoliberales al acecho del gobierno).
No solo somos ingenuos, sino delirantes y en el fondo ingenuos-delirantes-que-sirven-de instrumento-a-la derecha, señala Ulloa: “existe una tendencia dentro del arco progresista un poco delirante que abandona la perspectiva estratégica de “juntar a los diferentes para derrotar a los antagónicos”, y le sirve de esa manera a los neoliberales”.
Tengo la esperanza que la declaración de Ulloa, sea categóricamente adversada por un sector de la militancia del Frente Amplio, que estoy seguros no ve en el gobierno de LGS, a un gobierno de “algunos hombres buenos” asediados por los neoliberales, sino un gobierno de continuidad neoliberal fabricado con los restos y el reciclaje del bipartidismo, que a lo sumo quiere cambiar los “modos” de la política tradicional y que sin duda ha traicionado desde el primer día las ilusiones de cambio de millones de votantes.

Una teoría paranoica.
El artículo de Ulloa es sin duda delirante, su argumentación está basada en una paranoica teoría de la conspiración, que busca darle sentido a su apoyo político al gobierno. Su tesis básica es un par de silogismos bastante simples: 1) La Nación es el vocero de la oligarquía. 2) La Nación critica al “salón de confianza” de LGS. 3) Como La Nación critica a LGS, LGS es progresista. 4) El Frente Amplio debe apoyar en tanto que fuerza progresista al gobierno progresista. 5) Quienes no apoyan a LGS, sabiéndolo o no son instrumentos de los neoliberales. 
La Nación S.A. destapó el pago de 111 millones de colones al asesor/mercenario  Iván Barrantes por sus apuestas y marketing electoral y su doble estándar de consultor privado/asesor del presidente, LGS lo protegió hasta el final, la petición de la salida de Iván Barrantes fue acuerpada inclusive por diputadas como Marcela Guerrero, mancuerna de Juan Carlos Mendoza en el Movimiento Esperanza del PAC. Rodolfo Ulloa lejos de ver en Iván Barrantes un claro ejemplo de como el personal político, usa su posición para enriquecerse, llama a Iván Barrantes “joven progresista”.
Simultáneamente La Nación S.A. destapó el pago de 277 millones de colones al dirigente del PAC Jorge Sibaja, por autenticar firmas que no se ocupaban, la misma asamblea del PAC consideró este hecho como “vergonzoso”. Supongo que son este tipo de actos los que Rodolfo Ulloa señala como: “declaraciones o acciones de estas personas y del Presidente [que] han contribuido a echarle leña a la hoguera”. Sin duda usar una campaña electoral partidaria cuyo ribete era la ética, la probidad y el “cambio” para forrarse en plata, es un hecho que hecha leña al fuego de la indignación ciudadana.
Ulloa mientras hila sus hipótesis, no responde categóricamente a lo que realmente le interesa a los ciudadanos: ¿Tenía o no que salir Barrantes del “salón de confianza” del presidente? ¿Está bien que un funcionario cobre 111 millones de colones por 7 meses de trabajo? ¿Está bien que el asesor de un presidente mantenga una cartera de clientes privados?  Lo que se infiere del artículo de Ulloa, es que él cree que Barrantes y sus coca colas deberían aún estar en Zapote. Que si La Nación ataca, hay que apoyar a Barrantes, Sibaja, Melvin Jiménez o Mariano Figueres. Pues mala cosa si el papel de la izquierda es ser el reverso bizarro de La Nación.
La duda evidente que salta a la vista es: ¿Por qué no aplica esa lógica al Gobierno de Laura Chinchilla? O no fue también por La Nación S.A. que nos enteramos de la corruptela de La Trocha y el Narcojet. ¿No la estaba atacando también La Nación? ¿Eso significa que Laura y su círculo eran progresistas? Me respondería seguramente Ulloa: Solís y algunos de sus “hombres buenos” son progresistas y Laura Chinchilla no. Bueno… pero ser progresista es demostrarlo y actuar como tal, no decir que uno es progresista. Oscar Arias también decía que él era progresista, hasta el momento el gobierno no ha dado un solo signo de que algo va a cambiar en materia de modelo económico, libertades civiles, derechos laborales, derechos de las mujeres o derechos de la población sexualmente diversa.
Somos iguales, pero hay algunos que son más iguales que otros. 
Hay otro “hombre bueno” que Ulloa considera despiadada e injustamente atacado por La Nación S.A., el obispo luterano Melvin Jiménez. Este “hombre fuerte” del gobierno, pretende ser el ministro de la presidencia sin abandonar su cargo de obispo luterano, según el gobierno la prohibición aplicaba solo a la iglesia católica. Para Ulloa, Melvin Jiménez es una persona progresista, no lo creo, pero digamos que lo es, ¿por ser progresista no tiene que renunciar a ser obispo? ¿Si fuera el Ayatolá Jiménez, tampoco tendría que renunciar? ¿Si uno es progresista no debería ser un firme defensor y practicante de que la fe es un tema privado y que los líderes religiosos, si quieren participar de la vida pública tienen que renunciar a sus cargos como líderes de la iglesia?
Desde su posición como ministro de la presidencia, Melvin Jiménez  está promocionando un proyecto de ley que aumenta el apoyo estatal a las iglesias, mientras evita el impulso de las leyes que reglamentan la FIV y el matrimonio de las parejas del mismo sexo. Queda la sombra que una de las posibles iglesias beneficiarias de los nuevos subsidios y la nueva burocracia cristiana es la misma iglesia luterana.
El otro carácter importante del progresismo es su respeto a las libertades civiles, por ejemplo no espiar a los ciudadanos y a los opositores políticos, para eso los gobiernos liberacionistas usaron la DIS, esta sigue intacta pero en manos de Mariano Figueres. Incumpliendo la promesa y la petición ciudadana y técnico/experta de disolverla. En un país que no puede pagarle en punto a sus docentes, se permite que Marianao Figueres Olsen, tenga un escuadrón de espías pagados con impuestos de todos al que se le permite inmiscuirse en lo que él quiera (por ejemplo investigar los contratos del Ministerio de Cultura).
La Nación S.A. y los monstruos que acechan.
Es evidente que La Nación S.A. tiene intereses empresariales y políticos propios, que es un poder fáctico intocado que no se somete a ningún escrutinio ciudadano político o moral, lo mismo se puede decir de la Iglesia Católica o la Academia de Centroamérica y evidentemente es ideológico el ataque que estos grupos realizan contra algunos proyectos de LGS, en la medida que no está explicitado su objetivo: radicalizar el modelo neoliberal y el poder fundamentalista. Ahora, ¿de eso se deduce el progresismo de “los pocos hombres buenos” del presidente? No. No se deduce, el progreso del país tiene que estar basado en un claro programa de liberación social y nacional, de ampliación de las libertades civiles inclusive avanzando hacia un proceso constituyente, de democratización de la comunicación, de recuperación de la soberanía rompiendo con el TLC y los arbitrajes internacionales, de nacionalización de los principales medios de producción y cambio para ponerlos al servicio de las mayorías. El principal enemigo de este programa es el gobierno de Luis Guillermo Solís y su “salón de confianza”, Rodolfo Ulloa se ha postulado para ser su escudero, pero a diferencia del inmortal escudero Sancho Panza, Ulloa si delira y ve gigantes progresistas donde hay molinos neoliberales.       

     
         




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