La pasada huelga de los
trabajadores del City Mall fue corta, pero muy intensa, muchos eran los
aspectos que había que atender: organizar los detalles de la campaña de
solidaridad, atender la prensa, repasar
las leyes laborales, pensar una y otra vez cuál sería el próximo movimiento de
la patronal, animarse mutuamente.
Pese a la intensidad y la
concentración que
implicaba el conflicto, en el transcurso de los momentos más
tensos de la lucha y también cuando ya se había llegado a un acuerdo, varios
camaradas no enviaron al chat del partido (donde íbamos comentando los sucesos de la huelga) opiniones o
recomendaciones, sino poesías. Quería reflexionar sobre ello, pues aunque
parezca un momento de sentimentalismo, creo que hay algo más que decir sobre
esto.
Marx sostenía que “la
producción capitalista es hostil a ciertas ramas de la producción intelectual,
como el arte y la poesía”, no lo dudo, pero además lo confirme durante la
huelga, la monstruosidad de cemento y varilla que es el City Mall, el paisaje
gris-cemento con el que ha teñido el barrio Monserrat y las inhumanas
condiciones de explotación de sus trabajadores, no parecen ser un ambiente
propicio para que nazca la poesía y sin embargo estuvo allí siempre con
nosotros.
En La situación de la clase obrera en Inglaterra, Engels cita uno de
los versos del poeta Thomas Hood como la
manifestación literaria del sufrimiento y de la revuelta proletarios, como expresión
“del sentimiento que reina
entre los obreros”.
El poema «rey Vapor» dice en
uno de sus versos:
«Es música para sus oídos el
grito
del pobre en lucha contra la
muerte;
esqueletos de niñas y de
chiquillos
el infierno del rey Vapor
llenan totalmente».
El poema se termina con un
llamado a la insurgencia:
«Y sus furiosos intendentes,
los altivos señores de las fábricas,
rebosantes de oro y rojos de
sangre,
deben ser abatidos por la
cólera del pueblo,
así como el monstruo, ¡su
Dios!»
Marx señalaba que una obra de
arte es aquella que: “destruye las
ilusiones convencionales sobre la naturaleza de tales relaciones, quiebra el
optimismo del mundo burgués, obliga a dudar de la perennidad del orden
existente, incluso si el autor no indica directamente la solución”,
comparto esa idea.
Mi opinión es que las poesías
que rondaron nuestros comentarios, eran la forma en la que buscábamos expresar
un sentimiento que es difícil de explicar conceptualmente, el sentimiento que
produce la certeza que el trabajo humano es el fuerza productiva del mundo, que
las maravillas modernas de la ingeniería reposan sobre la fuerza del trabajo
humano y de su explotación, pero también de la confirmación de un sentimiento,
varias veces repetido: “es necesario luchar y es posible vencer”.
Marx dice que: “La revolución social (…) no puede tomar su
poesía del pasado, sino sólo del futuro”, tal vez la razón por la que la
poesía nos acompañó durante la huelga del City Mall, es que estos poemas eran
una pequeña ventana del futuro.
Les dejo los poemas, el primero
es una conocida obra de Bertolt Brech, el segundo una poesía de Jorge Debravo, el tercero de ellos -recomendado
encarecidamente- es el poema de un
camarada.
(I) Preguntas de un obrero que lee. Bertolt Brecht.
¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?
En los libros aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los constructores?
¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue ter-
minada la Muralla China? La gran Roma
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes
triunfaron los Césares? ¿Es que Bizancio, la tan cantada,
sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la
legendaria Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían,
gritaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César derrotó a los galos.
¿No llevaba siquiera cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota
Fue hundida. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años
¿Quién
venció además de él?
Cada página una victoria.
¿Quién cocinó el banquete de la victoria?
Cada diez años un gran hombre.
¿Quién pagó los gastos?
Tantas historias.
Tantas preguntas.
(II) Denuncia. Jorge Debravo.
Cualquiera diría que miento,
que la sangre ya no se usa
para amasar monumentos.
Que el hambre no es argamasa
usada para unir bloques
y hacer paredes de casa.
Pero yo sé que hay balcones
hechos con huesos de anciano
y con sangre de peones.
Pero yo sé que hay rellanos
hechos con manos de niños
y soledades de anciano.
Pero yo sé que hay navíos
hechos con pieles de negros
y corazones vacíos.
(III) Ciudad del mal. Carlos Carvajal.
Y así pateando el polvo de mi esfuerzo
De frente se erige el ocio
Esas vigas, si esas yo soporte su peso
Y lo soporto aun, es su negocio
De frente se erige el ocio
Esas vigas, si esas yo soporte su peso
Y lo soporto aun, es su negocio
Sus rostros son muros de contención
Sus ojos mares al rojo vivo
En sus palabras se oculta una traición
Que su alma no depara mas que al vacío
Sus ojos mares al rojo vivo
En sus palabras se oculta una traición
Que su alma no depara mas que al vacío
Una llamada rozó en el alba
Un ser de otro mundo
Tuvo un impulso
que se apasigua por quien manda
Un ser de otro mundo
Tuvo un impulso
que se apasigua por quien manda
- Me faltan cinco mil
- El otro lunes lo arreglamos
- El otro lunes lo arreglamos
El olor del sudor
Dulce para el que se lo adueña
Amargo para el que lo saborea
Cambia de rumbo
Dulce para el que se lo adueña
Amargo para el que lo saborea
Cambia de rumbo
Vuelve a su tierra
Con honduras en sus músculos
Contracturas intactas y con hambre
Vuelve a su miseria
Con honduras en sus músculos
Contracturas intactas y con hambre
Vuelve a su miseria
Las hormigas de colores bronceados
Curtidas de polvo y dolores
Otras hormigas organizadas
Brindan su mano al desperanzado.
Curtidas de polvo y dolores
Otras hormigas organizadas
Brindan su mano al desperanzado.
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